LA REALIZACIÓN Y EXPOSICIÓN DE IMÁGENES AL CULTO SEGÚN VÍCTOR DE LOS RÍOS: EL MUNDO, LEÓN Y SU SEMANA SANTA EN 1947.

Este artículo fue publicado en la revista anual de Semana Santa de la Real Hermandad de Jesús Divino Obrero de León del año 2015.
Cartel de la Real Hermandad de Jesús Divino Obrero. León 2015
Ante el camino que ha decidido tomar la Semana Santa de León y la propia Iglesia Católica leonesa, para musealizar las imágenes que representan la Pasión, Crucifixión y Muerte del Señor y los Dolores y Soledad de su Madre, en vez de buscar su exposición al culto en las iglesias y parroquias donde las cofradías leonesas tienen su sede canónica, quiero traer al presente un texto del escultor Víctor de los Ríos, publicado en la revista "Semana Santa Leonesa" del año 1947, que bajo el título "Sugerencias" nos aporta, no solo la defensa para marginar a las "imágenes de pasta fabricadas en serie", de "santos fabricados por metros", "modernistas y de nulo valor artístico y hasta material" sino los beneficios de la incorporación de obras que "reúnan condiciones de arte y devoción imprescindibles", aportando Víctor de los Ríos una visión personal que alude a los motivos por los que se produce la situación para que las iglesias se encuentren llenas de imágenes seriadas, estableciendo una falta de cultura artística del clero, de los sacerdotes, afirmación suavizada por el autor del artículo, quienes, señala, permiten poner al culto figuras antiestéticas para no quedar mal con los donantes de las obras, personas piadosas como las denomina Víctor de los Ríos, y podemos considerar, que las cofradías son parte de esos donantes de obras, que si bien buscan aumentar el patrimonio en las hermandades, no dejan de ser imágenes pasionarias o dolorosas susceptibles de ser situadas en los altares de las iglesias para la devoción de los hermanos y de los fieles.

Víctor de lo Ríos, (1909-1996), de quien no voy a hacer una biografía en este artículo, se había casado el 7 de enero de 1939 con la leonesa Catalina Fernández-Llamazares, y su primer trabajo con nuestras cofradías fue entre diciembre de 1943 y enero de 1944, restaurando en Madrid al Señor de León, Nuestro Padre Jesús Nazareno, realizando un cuerpo así como unas manos y pies nuevos, y consolidando algún elemento de la cabeza perteneciente a la imagen titular de la cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno. Pero la presencia de Víctor de los Ríos en León fue destacada desde 1945 al entregar del paso de misterio de El Descendimiento para la cofradía de la Vera Cruz, y cuya realización fue elogiada en la presentación del paso en Madrid por Juan de Contreras y López de Ayala, IX Marqués de Lozoya, Director General de Bellas Artes (1939-1951).

La realización del paso del Descendimiento por Víctor de los Ríos fue fundamental para la historia de la Semana Santa leonesa, ya que desde el siglo XVII y hasta entonces, las cofradías leonesas habían incorporado obras menores, alguna en el siglo XIX, y otras, la mayor parte, durante el siglo XX y hasta 1945, procedentes de talleres de serie, "bazares de santos" como los denominaría el propio Director General de Bellas Artes.


La trascendencia de este gran paso de misterio y su influencia en la ciudad de León se hizo evidente con mucha rapidez, puesto que las cofradías leonesas trataron de confiar con el encargo a Víctor de los Ríos, la mejora de las imágenes para completar sus pasos, adquirir tallas devocionales nuevas o encargar nuevos pasos de misterio, como fue el caso de la Real Hermandad de Jesús Divino Obrero (2 de abril de 1955) que desde su momento fundacional contrató con Víctor de los Ríos todas las representaciones que centran su devoción, desde su titular Jesús Divino Obrero (1955), a sus dos pasos principales, ambos misterios, el que muestra a María en su Soledad con Marta y María Cleofás, "Las Tres Marías" (1958-1960) y el conjunto de la Resurrección. (1959)

Pero Víctor de los Ríos, entre su primer trabajo para la cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno en 1944 y la reclamación que a modo de sugerencia pública escribió en la revista "Semana Santa leonesa" de 1947, ya había sido requerido para algunos trabajos por las cofradías de León. En 1946 entregó las tallas de San Juan, Premio Nacional de Escultura y donación de quien fuera abad de la hermandad de Nazarenos en 1940, Isaac Martín-Granizo, y la figura de Simón de Cirene, también para la hermandad de Jesús Nazareno. Para la joven hermandad de Santa Marta, fundada el 11 de diciembre de 1945, realizó su imagen titular, homónima a su denominación, y en 1947 aparte del citado artículo "Sugerencias" reproducido aquí, acometió la restauración del Santo Cristo de la cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad.

Bajo toda esta incipiente renovación escultórica y artística de la Semana Santa de León a mediados del siglo XX que inició Víctor de los Ríos, el mundo se hallaba buscando nuevos horizontes y una nueva organización tras la terrible confrontación de la II Guerra Mundial.

En aquel año de 1947, el 6 de febrero, el Alto Comité Árabe informó a la ONU (Organización de Naciones Unidas) sobre su rechazo absoluto a la resolución para la fundación del nuevo Estado de Israel y la misma ONU decidió el 13 de febrero la creación de una Comisión para el Desarme Mundial. Se presentó y defendió el Plan Marshall, el 9 de septiembre; la ayuda de Estados Unidos a Europa, aquel plan que pasó tan de largo para España y que retrató Luis García Berlanga genialmente en 1953 en su película "Bienvenido Mr. Marshall". Evita Perón impulsó la ley en Argentina para permitir que las mujeres pudiesen votar en el país americano. El 16 de Octubre se funda la FAO. (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) Por primera vez se rompe la barrera del sonido con un avión y la revolución comunista llegó a la puerta de Pekín el 22 de diciembre. Fue el año de la publicación del libro "El Diario de Ana Frank", del descubrimiento de los "Manuscritos del Mar Muerto", y del invento del fusil de asalto AK-47, el Kaláshnikov tan tristemente celebre aún hoy en día. Entre los personajes destacados que nos dejaron aquel año se encontraban el gangster Al Capone, el empresario e innovador industrial Henry Ford, y Manuel Laureano Rodríguez Sánchez, "Manolete", y vieron la luz aquel 1947, los escritores Paulo Coehlo, Salman Rushdie y Stephen King, los guitarristas Paco de Lucía, y Carlos Santana, el campeón de motociclismo zamorano Ángel Nieto y el empresario Florentino Pérez, aunque aquel año la liga española de fútbol la ganó el Valencia y el 28 de diciembre en la población leonesa de Reliegos cayó, en la calle Real, el último meteorito documentado sobre territorio español.

León, mientras tanto, según nos transmite el texto de Víctor de los Ríos, debatía con lógica, sobre la conveniencia de tener imágenes al culto en las iglesias que fuesen de calidad artística, solicitando a las Autoridades Religiosas de Arte Sacro que centralizasen su representación y actuación, y recomendando la educación de los sacerdotes y la autorización para que las nuevas tallas fuesen colocadas en los altares. Era obispo de León Luis Almarcha, quien aquel mismo año promovió y erigió la Junta Mayor Profomento de procesiones de Semana Santa, el 1 de marzo de 1947, cuando era alcalde de la ciudad José Eguiegarái Pallares. Una ciudad de posguerra después de la contienda civil que había dejado una sociedad tan dolorida y fraccionada que había de suturar de algún modo, y uno de los medios fue la propia Semana Santa y su potenciación.

Aquella Semana Santa de 1947 en León, pequeña ciudad que no llegaba a 59.000 habitantes, tuvo muchas novedades.


Así, se fundó la "Junta Provisional" de la cofradía infantil de "Las Palmas" en la que los niños procedentes de las cofradías leonesas vestirían con túnicas blancas de "hebreos", y desde luego fue tan provisional que no continuó. El Lunes Santo salió por primera vez la procesión de penitencia femenina, organizada por la "junta de abades de las cofradías leonesas y clero parroquial". Toda una movilización por la participación de la mujer, de algún modo, en las manifestaciones de fe, un tanto teñidas de política, durante la Semana Santa. Era el contrapunto a la procesión del Silencio del Miércoles Santo, exclusivamente constituida, según rezan los programas, por todos los hombres de la capital. La nueva procesión de Lunes Santo, que al año siguiente tuvo lugar el Martes Santo, se encontraba formada en sus filas solo por mujeres sin túnica, menos para llevar los pasos que era cosa de hombres, así, los papones de la Vera Cruz desde la iglesia parroquial de San Martín sacaron a la calle la preciosa Soledad tallada que apodaron "La Paloma", por su similitud con la imagen en lienzo venerada en Madrid, y que a la postre es desde hace 25 años en León la Virgen de la Amargura. Por otro lado, es muy posible que en aquel año también comenzase a salir en la procesión del Silencio del Miércoles Santo un nuevo crucificado que sustituyó al Santo Cristo de las Angustias, hoy el Santísimo Cristo de la Expiración, y el sermón del Encuentro durante la procesión de los Pasos de la cofradía de Jesús Nazareno, se verificaría a las once de la mañana del Viernes Santo en la iglesia parroquial de Santa Marina la Real. A las tres de la tarde del mismo Viernes Santo los hermanos de la Vera Cruz iniciaron, desde la iglesia de San Marcos, el traslado del paso del Descendimiento de Víctor de los Ríos en su nueva carroza, a fin de mejorar las maniobras de giro, dirigiéndolo a las inmediaciones de la Iglesia de San Martín desde donde partiría por año impar la procesión del Santo Entierro, que tuvo como novedad que una nueva cofradía saldría a la calle en la ciudad de León, Santa Marta, con su nuevo guión estandarte recién bendecido y que tres años después saldría en ya en su procesión del Jueves Santo con su paso de la Sagrada Cena realizado en el taller de Víctor de los Ríos. Aquella procesión del Santo Entierro, no solo tuvo novedad por ello, ya que supuso la incorporación temporal del Santo Cristo de la Cruz Quemada, antiguo crucificado que procedente del desaparecido convento de San Claudio se conserva al culto en la iglesia conventual de Nuestra Señora de la Concepción. Y para completar las novedades, parece que fueron muy del gusto popular las saetas interpretadas por José González "el Presi" de la compañía de teatro Asturiana que debutaría en el Teatro principal. Por lo demás, se continuaba la tradición en la que las mujeres vestían negro con su peineta y mantilla, no para ir en una procesión tras un paso, sino para tener un protagonismo propio y castizo que era salir a la calle a oficios religiosos, visitar monumentos y ver las procesiones, del Viernes Santo. Otra tradición aparcada por este León que intentó fijar una nueva en 1947, que fue el anuncio de la procesión Sacramental de la Vera Cruz, la festividad de Minerva, la conocida hoy como Corpus Chico, con el lanzamiento de cohetes.

Aquel año de 1947 el mundo cambió en algunas cosas, se incorporaron novedades que hoy han desaparecido, o existieron otras que tampoco han sobrevivido, y otras más, sin embargo, aún son actuales, como el artículo de Víctor de los Ríos, sus "Sugerencias" que suponen un documento de total actualidad 68 años después.

Víctor de los Ríos continuó su trabajo con las cofradías de León, para la Vera Cruz, entregó en 1949 el Cristo Yacente que solo saldría aquel año en la procesión del Santo Entierro, (hoy está en la iglesia de San José de Astillero en Cantabria) para la cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno realizó la Madre Dolorosa, (1949) y el misterio de la Oración en el Huerto; (1952) para la hermandad de Santa Marta, hizo el ya citado misterio de la Sagrada Cena, (1950) y el de la Casa de Betania, (1964) y para la cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad el misterio del Camino del Sepulcro. (1972)

Pero, ¡como no se iba a notar la presencia de Víctor de los Ríos en la nueva fundada hermandad de Jesús Divino Obrero!, no había otra cosa en León y además, trabajaba bien los pasos y otras imágenes. Aún habiendo convertido sus primeras tallas en modelos posteriores con pequeñas variaciones o diferencias en los acabados con mayor o menor detalle, resultaba lo más seguro para dotar a una nueva cofradía de unas imágenes devocionales y de unos pasos que con seguridad responderían a los parámetros necesarios como para aglutinar con solidez a los nuevos hermanos alrededor de la cofradía obrera del barrio de El Ejido, aquellos los cofrades que participaron en la creación de su barrio con la cooperativa de viviendas, y de los que se unieron alrededor de la fundación de la hermandad de Jesús Divino Obrero un 2 de abril de 1955 y que este próximo Jueves Santo cumplirá su 60 aniversario, dejando la gran celebración para cuando el Señor Resucite en la Plaza de Regla de la Catedral de León, con campanas, palomas, y la Alegría de sentir de nuevo la esperanza cumplida.


Y respecto a las "Sugerencias" de Víctor de los Ríos publicadas en la revista "Semana Santa leonesa" de 1947, parece que nuestros templos no han logrado el beneficio y dignidad del culto, parece que las dificultades no se han salvado, que no se ha dado la buena voluntad de todos, que no se han realizado los sacrificios de renunciar a la vanidad y a la presunción para llevar a cabo esta práctica para que los donantes, las cofradías que encargan imágenes, primero lo hagan cuidando el encargo, a quien y cual es su virtud y capacidad artística y resolutiva, y por otro lado, el clero no ha cumplido su función, en la mayor parte de los casos, para favorecer y ordenar la puesta al culto del modo adecuado, de aquellas representaciones del Señor y su Santa Madre que son merecedoras de ello. Y todo a pesar de que Víctor de los Ríos, y su opinión, tuvieron el respaldo del Concilio Vaticano II (1962-1965) cuando ordenó en su artículo 125 de la Constitución de Sagrada Liturgia que: “Manténganse firmemente la práctica de exponer imágenes sagradas a la veneración de los fieles”.


Señor Resucitado. Víctor de los Ríos. 1959. Real hermandad de Jesús Divino Obrero. Léon. Foto G. Márquez
Víctor de los Ríos defendía en este escrito su trabajo, podemos decir que incluso sus propios intereses laborales, pero también abogaba por que las obras de arte destacadas, originales, realizadas por Artistas escultores, a pesar de ser más caros, pudieran desarrollar su labor profesional siguiendo la tradición de los grandes imagineros que ha habido en España.

Para finalizar esta amplia reflexión que me ha producido la lectura y divulgación de este texto de Víctor de los Ríos de 1947, me queda agradecer la invitación a la participación en esta edición especial de la revista de la Real hermandad de Jesús Divino Obrero de León, con motivo de la celebración de su 60 aniversario fundacional, y felicitar a los que en aquel momento decidieron contratar con Víctor de los Ríos los pasos que son realmente la adquisición patrimonial mejor que ha acometido la cofradía desde su origen, si bien, mantengo la tristeza de no poder entrar en la iglesia donde reside esta Real hermandad para encontrarme con el Señor de la Resurrección, elevarle una plegaria que se lleve con Él al cielo, ni poder pedirle a la Soledad del Sábado Santo, perdiendo mi mirada en su sufrimiento, que nos acoja a todos los papones leoneses en nuestra pena de no poder ir a verles a los dos en los lugares donde deberían estar para sus fieles, las iglesias de la ciudad de León y sus altares, donde tienen su espacio merecido las cofradías que tanto hacen por conservar nuestra tradición, tanto van haciendo por la ayuda a los demás ejerciendo la caridad, tanto empiezan a apostar por la formación cristiana de sus hermanos, y por ello son merecedoras todas de poder rezarle a su Señor y su Bendita Madre, cara a cara y en su casa, que es la de todos los católicos.

Gonzalo Márquez García.
León, enero de 2015.

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