DIFICULTADES EN LA SEMANA SANTA DE LEÓN Y LA PROCESIÓN DEL SANTO ENTIERRO DE 1812

 

Artículo publicado en la revista "PREGÓN", 2021, oficial de la Junta Mayor de cofradías de la Semana Santa de León, bajo dirección  de Carlos García Rioja. Págs. 70-75.


DIFICULTADES EN LA SEMANA SANTA DE LEÓN Y

 LA PROCESIÓN DEL SANTO ENTIERRO DE 1812


Gonzalo Márquez García

El año 2021, igual que en 2020, las cofradías no celebrarán la Semana Santa con procesiones por la enfermedad causada del virus SARS-cov-2. Surgen preguntas como: ¿Cuantas veces las procesiones de León no han salido por causas no climatológicas? Realmente lo desconocemos.


En el siglo XX, el régimen democrático constitucional actual garantizó libertad y convivencia para que las cofradías realizasen sus procesiones de Semana Santa hasta que en 2020 llegó la COVID-19. España tuvo antes varios modelos de gobierno; monarquía constitucional, república y dictadura. Entre 1931 y 1939 el mundo cofrade experimentó problemas para hacer sus procesiones. Tensiones políticas y enfrentamientos sociales e ideológicos llevaron al país a una Guerra Civil tras la proclamación de una II República que toleró en ocasiones, persecuciones, destrucción de templos y de importantes obras de arte. Aquello afectó, a veces gravemente, al patrimonio de las cofradías y a las procesiones que realizaban. Tras el fin de aquella guerra se produjo un efecto contrario. El régimen del franquismo amparó a las cofradías por la base ideológica de raigambre católica con que se identificó.


Las cofradías de León salvaron la II República como pudieron y con algún incidente. La de Jesús Nazareno sacó la procesión de los Pasos en 1932 a las 11:45 horas tras larga discusión en la Junta General. En 1933 salió a las 8 de la mañana y en ambos casos la procesión ocupó todo el día de Viernes Santo. Así, las procesiones del Entierro de 1932 a cargo de las Angustias, y la de 1933 por la Vera Cruz, no pudieron salir. En 1934 existía un estado de alarma que prohibía cualquier tipo de reunión, pero Jesús Nazareno salió el Viernes Santo, y también Angustias hizo la procesión del Santo Entierro. Pero en esta última hubo “vergajazos”, cargas policiales, carreras, heridos, y 8 detenidos. Un grito entre la multitud de “viva la anarquía”, la respuesta de un sacerdote de la procesión con un “viva Cristo Rey”, e intercambios de proclamas republicanas y monárquicas, convirtieron la plaza de Santo Domingo, entonces llamada de La Libertad, en escenario del enfrentamiento. La procesión pudo continuar hasta la capilla de Santa Nonia. En 1935 Jesús Nazareno y Vera Cruz pudieron sacar sus procesiones de los Pasos y del Santo Entierro, pero en la Semana Santa de 1936 no hubo ninguna. Durante la Guerra Civil hubo procesiones normalizándose así su salida desde 1937 hasta 2019.

¿Tuvieron problemas las cofradías en siglos anteriores? Sí. Tenemos conocimiento de algunos. Primero, una situación que en 2021 cumple 500 años: La Guerra de las Comunidades. (1520-1522) La revuelta de la corona de Castilla contra el rey Carlos I iniciada en Toledo y que llevó en León, una de las ciudades sublevadas, a un enfrentamiento de ambos bandos el Jueves Santo de 1521 en la Catedral cuando entró la procesión de disciplinantes, que múltiples documentos posteriores identifican con la que hacía la cofradía de la Vera Cruz desde el convento de San Francisco donde estaba establecida. Seguro que fueron tiempos difíciles, pero gracias a que aquella procesión salió, constatamos la mas antigua de la ciudad. Este tema es tratado por Eduardo Álvarez Aller en esta revista Pregón.


Otro ejemplo de la dificultad para realizar las procesiones se produjo durante la peste de 1599, y está relacionado con la pandemia actual. La ciudad de León entonces estaba confinada, sí, y más en Semana Santa según narró el Cronista Luis Pastrana. El Ayuntamiento decidió hablar con el Cabildo de San Isidoro para que las procesiones que debían salir de los conventos de San Francisco y Santo Domingo, en Semana Santa, lo hicieran desde la Iglesia Isidoriana, regresando a la misma, porque las puertas de la ciudad se cerraban para que no entraran forasteros enfermos que diseminaran la infección a la población. Estos monasterios no se encuentran dentro del recinto amurallado y cercado de León.


En el siglo XVIII a las cofradías les tocó sobrevivir, sobre todo tras el censo de cofradías, recopilación de sus gastos e informe para su eliminación ordenado por del Conde de Aranda, (León, 1770 - 1772) con la prohibición de los disciplinantes, empalados y penitentes de sangre por Real orden de Carlos III, (20 de febrero de 1777) y por el decreto de extinción de cofradías del 25 de junio de 1783. Ejemplo de las consecuencias y dificultades de las cofradías de León en aquel momento, son las experimentadas por la de Jesús Nazareno para hacer la procesión de los Pasos. En 1787 tenía que pagar a 52 braceros por sacar sus 5 pasos, y la cofradía la componían 48 hermanos y hermanas. En 1788 la cofradía solo hizo su procesión con el paso del Nazareno, y en 1795 eliminó todas las figuras de los pasos excepto las cinco representaciones pasionales de Cristo, las puso en parihuelas y expulsó a todos los braceros. Aún así las cosas no fueron bien porque la cofradía a comienzos ya del siglo XIX, entre 1804 y 1814, dejó de tener actividad, aunque se reorganizaría desde 1815.


En 1808 Vera Cruz estaba activa según el libro de Acuerdos Municipales que el 5 de abril recogía “un memorial del abad de la cofradia de la Santa Cruz sita en el convento de San Francisco en que solicita y suplica a la ciudad se sirva asistir a la procesión del Entierro de Nuestro Señor y Redentor Jesucristo en el Viernes Santo según lo tiene de costumbre”.


Después llegaron tres años de “abstinencia cofrade”. El despotismo ilustrado, las ideas revolucionarias, un creciente anticlericalismo y la invasión francesa como colofón, causaron que no hubiera procesiones ni cofradías que las realizasen entre 1809 y 1811, hasta que en 1812, los representantes de la ciudad quisieron que hubiera de nuevo pasos en la calle durante una procesión de Semana Santa, y gracias al Archivo Histórico Municipal está documentada desde su gestación.


En sesión del 3 de marzo de 1812 el Ayuntamiento decidió, respecto a las procesiones, “restablecer a lo menos la mas solemne que se hacia en la tarde del Viernes Santo”, y “acordó que los Señores comisarios de fiestas vean con el abad y seises últimos que fueron de la cofradia de la Vera Cruz, ya extinguida, que tenia a su cargo la procesión citada, los medios y arbitrios de que usara, y que propongan al Ayuntamiento los que les parezca conducentes a fin de restablecerla con la solemnidad correspondiente, desde el Monasterio de religiosas de Santa Maria de Carbajal en donde existe el Santo Sepulcro.”


Diez días después y “Considerando el Ayuntamiento que por haberse extinguido las hermandades y cofradías, y los conventos de San Francisco y Santo Domingo de esta Ciudad no hubo ya en los tres años últimos ninguna de las procesiones públicas que con sermón se hacían y salían de dichos conventos a expensas de las citadas cofradías, y hermandades en el Domingo de Ramos, Jueves y Viernes Santo, y Pascua de Resurrección, (...) acordó para satisfacer a sus deseos que se haga en lo sucesivo siempre que lo permita el temporal por la tarde del Viernes Santo una Solemne Procesión del Entierro de Cristo y Soledad de María con Sermón, y asistencia del mismo Ayuntamiento y de la Capilla de Música de la Santa Iglesia Catedral costeándose de los fondos públicos como las demás fiestas de Ciudad”.


Se fijaron normas, entre ellas, el Ayuntamiento asumía el gasto de velas para sus representantes e invitados, que fueron el intendente de la provincia, el comisario de la policía, y los diputados del Reino, además del deán y Cabildo de la Catedral. Debía asistir el clero y llevar “según costumbre”, los atributos de la Pasión, reservando a sacerdotes la “puja” de las dos imágenes de la procesión. Estos cobrarían por ello tres pesetas y debían cambiarse de paso en la mitad del trayecto. El sermón se encargaría a un prebendado de la Catedral o a un cura párroco y se haría en la Catedral o en la parroquia de Santa Marina “trasladándose antes a ella la efigie de Nuestro Redentor Jesucristo en el Sepulcro que estaba en San Francisco y la de Nuestra Señora de la Soledad que estaba en Santo Domingo y devolviéndose después de la función, el Sepulcro a el convento de Carbajal, y la Soledad a la Capilla de la Esclavitud donde se hallan.” La procesión fue el germen del acuerdo que 18 años después (1830) firmaron la cofradía de la Vera Cruz y la de Angustias y Soledad para hacer el Santo Entierro unidas, alternado el lugar de partida. Sabido es que en años pares saliendo de donde estaba establecida la cofradía de las Angustias e impares desde donde estaba la Vera Cruz.


El 17 de marzo de 1812 el Cabildo catedralicio comunicó al Ayuntamiento su colaboración con la cesión de la Capilla de Música, y también de la Iglesia Catedral el Viernes Santo desde las 15:30 hasta las 17:00 de la tarde.

Finalmente, el 28 de marzo de 1812 se hizo sermón y procesión del Santo Entierro desde la Catedral de León, a expensas del Ayuntamiento de la ciudad, que presentó el 3 de abril las cuentas de gasto por un valor de 2.509 reales. Allí se recopilan pagos y detalles interesantes, entre ellos terminologías desaparecidas, por referirse a la Virgen de la Soledad de la cofradía de las Angustias como “Virgen del Cuchillo”, que hoy en día conserva en su ajuar un cuchillo de plata grabado, y también el  término “acólitos”, respecto a quienes llevaron los dos ciriales de la procesión, en concreto, los “acólitos de Santa Teresa”, suponemos que refiriéndose a la capilla homónima de la Catedral.

Esta situación se repitió en los años 1813 y 1814. No sabemos que sucedió en 1815, pero todo parece que desde 1816 todas las cofradías volverían a salir por sí solas.


Son curiosidades históricas que describen situaciones complejas en nuestra Semana Santa, y que para esta ocasión se ilustra con una obra gráfica de Alejandro Grande, autor del cartel oficial de la Semana Santa de León en 2021. Una evocación de aquella salida de la procesión del Santo Entierro por iniciativa del Ayuntamiento desde la Catedral de León en 1812.



Bibliografía.


Pastrana Giménez, Luis La Semana Santa en la ciudad durante la Segunda República. Revista Semana Santa. Diario de León, 2003, págs 66 - 73.


Pastrana Giménez, Luis. Procesiones en tiempos de Peste. Cofradía de Minerva y Vera Cruz, 1996, pág. 12.


Márquez García, Gonzalo. La cofradía del Dulce Nombre de Jesús, un pozo de sorpresas. (III) Diario de León, Filandón. 2 de mayo de 2004. 


Márquez García, Gonzalo: El Ayuntamiento leonés como promotor de la procesión del Santo Entierro: 1812-1814. Diario de León, Filandón. 28 de marzo de 1999, págs. 4-5.





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