508 AÑOS DEL DOCUMENTO MÁS ANTIGUO DE LA COFRADÍA DE LA VERA CRUZ DE LEÓN: Una escritura notarial del 18 de junio de 1513 de donación de bienes en favor de la cofradía, a cambio de la celebración de diversos responsos y misas anuales en memoria de la mujer difunta Juana González

Este artículo fue publicado en Diario de León hace años, (17 en 2021) dando a conocer el primer documento conservado alusivo a una cofradía penitencial en la ciudad de León, la cofradía de la VERA CRUZ. En el presente 18 de junio de 2021, aprovecho para reproducirlo de nuevo, no literalmente, ya que tras su revisión he añadido algún dato a mayores para ayudar a situarnos en la realidad histórica de la actual cofradía de Minerva y Vera Cruz, denominación adquirida el 6 de mayo de 1895 con la unión de las cofradías de la Vera Cruz y la sacramental de Minerva, ambas "convivientes" entonces en la parroquia de San Martín y con importantes problemas económicos para su subsistencia.

En 2021 se cumplen así 508 años de un documento que data la antigüedad y origen franciscano de la actual hermandad penitencial, que ya tenía reglas aprobadas entonces, aunque los dirigentes de la propia cofradía y autores de decenas de publicaciones tomen el año 1612 como fecha de fundación de la cofradía Minerva y Vera Cruz, aquella para la que el abad del convento de San Claudio solicitó la aprobación para la instauración de una cofradía sacramental adscrita a la erigida en la iglesia de Santa Maria Sopra Minerva de Roma. Este hecho era ajeno a la cofradía de la Vera Cruz y su historia hasta 1895, porque Vera Cruz es la razón por la que los hermanos y hermanas de la cofradía salen en las procesiones de Semana Santa, ya que la Sacramental apodada de "la Minerva" nada tenía que ver en este aspecto. Otra cosa es que desde 1895 se fusionasen en una que aglutinase la devoción a la Santa Cruz, a través de la organización de la procesión del Santo Entierro de los años impares, y la celebración de las procesiones de la infraoctava del Corpus Cristi, festividad muy debilitada, porque con la unión la cofradía la dejó de lado hasta reinstaurarla en 1937.

Debería primar por tanto esta referencia documental de 1513 para referirnos a la actual cofradía, y no el resto de fechas, incluso aleatorias e indocumentadas, que han marginado la importancia y enorme recorrido histórico que posee la cofradía de la Vera Cruz leonesa, incluso hasta borrar su denominación.

Si hay algo radicalmente claro, es el hecho que, si la actual "Minerva y Vera Cruz" realiza procesiones de Semana Santa, es porque la Vera Cruz, antes de la unión con la "Minerva", empezó a llevarlas a cabo en algún momento temprano del siglo XVI con anterioridad a 1521.

Es una lástima que los gobiernos de la propia cofradía, desde la publicación de este trabajo en el año 2004, hayan obviado esta documentación dudando de ella aún siendo un texto notarial original, ignorado en la emblemática de la propia cofradía, además de ser omitido en múltiples publicaciones digitales e impresas. Esta incomprensible actitud supone privar a los hermanos del conocimiento de su propia cofradía, y por extensión, sustraen a la historia de la Semana Santa leonesa una parte importante de sus orígenes y desarrollo, donde la cofradía de la Vera Cruz es el primer pilar sobre el que se construye nuestra Semana Santa, y por ello es fundamental para su comprensión cronológica.

La verdad, no espero que los actuales gobernantes de la cofradía, o posteriores, tomen en cuenta nada de lo que este trabajo exponga, pero por lo menos, los hermanos y hermanas de la Vera Cruz pueden conocer algunos datos, y otros que voy a desgranar, que son importantes y propios de la cofradía a la que aportan su cuota anual. Son, a fin de cuentas, parte de la historia de la cofradía de la Vera Cruz de la ciudad de León,

 
UNA ESCRITURA NOTARIAL DE 1513 NOS PROPORCIONA LA NOTICIA MÁS ANTIGUA DE LA COFRADÍA DE LA SANTA VERA CRUZ DE LEON, Y CONSECUENTEMENTE, DE TODA LA SEMANA SANTA LEONESA. (Diario de León, Dominical “Filandón”, 28 de marzo de 2004. Gonzalo Márquez.) Revisión, 18 de junio de 2021.

El hallazgo continuo de documentos con los que, desde el año 1997, vengo reconstruyendo ese puzzle lleno de incógnitas, que es la historia de la Semana Santa leonesa, se ha visto casualmente premiado con la donación, a la Real cofradía del Santísimo Sacramento de Minerva y la Santa Vera Cruz, de la escritura más antigua conocida sobre una cofradía penitencial en la ciudad. El documento en cuestión procede del archivo particular de Dña. María del Carmen Pariente Baltanás, quien entregó una copia del mismo a la hermandad, a través de las gestiones del hermano abad en 2004, José Antonio Díez Martínez, a quien agradezco su interés y generosidad al hacerme entrega de una copia para examinar.

Fue en 1997 cuando señalé que la congregación penitencial más añeja de la Semana Santa leonesa era la Santa Vera Cruz, la cual organizaba la procesión de los disciplinantes en la noche del Jueves Santo, hecho confirmando plenamente, así como que la misma cofradía es la titular indiscutible y única a la hora de desempeñar la conmemoración del Santo Entierro de Cristo el Viernes Santo, desde su posible origen hacia 1628 hasta la fecha del acuerdo para verificar en unión, esta procesión con la hermandad de las “Angustias”, en 1830. 

Todo ello se halla avalado por decenas de documentos del Archivo Histórico Municipal de León, del que he podido recopilar más de 200 referencias sobre la Semana Santa, cofradías y procesiones, entre 1564 y 1900.

En los libros de Acuerdos Municipales de 1567 se nos asocia por primera vez la procesión de los disciplinantes con la hermandad de la Santa Vera Cruz, si bien, la referencia inicial de esta procesión data, en el mismo archivo, de 1564, y en el Archivo Catedralicio en 1521, año que tomábamos como orientación al hablar de esta cofradía, cuyos cortejos partían del convento de San Francisco.

Pues bien, recientemente ha aparecido una escritura notarial que nos demuestra la existencia de la cofradía de la Santa Vera Cruz muy a principios del siglo XVI. El texto es fechado en el “monasterio de santo isidro de la dicha cibdad de león” el sábado 18 de junio de 1513, y firmado por los donantes Martín González, Juan Martínez y Pedro de Santibáñez, los representantes de la cofradía y hermanos de ella, Bartolomé de Zamora y Alonso de Aller pintor, figurando como testigos del registro de la misma, Martín González azabachero, Diego de Hordas, el criado del señor Luis Barba, Pedro Martínez azabachero, Reynalte Garavito y Diego de Peñafiel, vecinos de León y moradores de ella, ante García Alonso de Balvas, escribano de la Reina y notario público en la corte, en todos sus reinos y en el concejo, así como uno de los doce escribanos y notarios públicos del número en la ciudad de León.

Escritura notarial en favor de la cofradía de la Vera Cruz de León. 16 de junio de 1513
El documento en cuestión resulta ser una “Fundación y dotación de ciertas Misas y Sufragios echa a favor de la cofradía de la Santa Vera Cruz sita en el Convento de San Francisco Extramuros de esta Ciudad por Martin Gonzalez Santibáñez, Juan Martínez de Santibáñez y Pedro de Santibáñez, hermanos, vecinos que fueron de esta Ciudad, para lo que dejaron a la cofradía ciertas heredades en los Lugares de Campo y Santibáñez, y un prado en Trobajo de Arriba. Año 1513.” Este es el primer título del legajo, ya que también le acompaña un segundo que resulta ser la descripción de las heredades y su posesión judicial por parte de la cofradía, hecho que tuvo lugar en 1526.

En la redacción del documento, los donantes se declaran vecinos y moradores de la ciudad de León, así como hijos legítimos de Martín González de Santibáñez y Juana González, su mujer, ambos ya fallecidos, y según este manuscrito afirman que “(…) otorgamos y Conoszemos por esta presente escritura et publico instrumento, que damos, cedemos y donamos y anexamos e incorporamos y facemos donacion, anexion y encorporazion y non revocable, perpetuamente et para siempre jamás, a la confradia de la Santa y preciosa Vera cruz + que es en la dicha cibdad de león en el monesterio de san francisco estramuros de la dicha cibdad de leon, y a los confrades y hermanos della que agora son o serán de hache adelante para siempre jamás, (..) de una heredad que nosotros avemos e tenemos en el lugar de Santivanes y el campo y sus términos, juresdicion de la dicha ciudad de león, que son tierras y prados (…) et mas un prado, que la dicha Juana gonzalez nuestra madre avia y tenia y poseya en el lugar de trobajo del camino alfoz de la dicha cibdad de león (…)”

Las propiedades de Santibáñez se encontraban arrendadas a Gonzalo de Oblanca, quien abonaba por ellas, anualmente, dos cargas de pan, una de trigo y otra de centeno. Respecto al prado de Trobajo, solo señala que rendían cada año 240 maravedíes y un par de gallinas.

Así, estos bienes fueron ofrecidos a la cofradía de la Santa Vera Cruz, no sin poner una serie de condiciones que debían cumplir estrictamente los hermanos de la compañía penitencial. Estas eran:

1ª.- La cofradía debía mandar decir una misa cantada el primer domingo de cuaresma por el alma de Juana González, a la que asistirían todos los hermanos con sus velas, y saldrían con su responso cantado sobre la sepultura de la dicha señora. 

2ª.- Desde enero hasta el día de San Juan, los cofrades han de decir sobre la sepultura de Juana González los responsos de las misas mensuales que se hacen por la compañía, (era una al mes y en este caso son seis, las correspondientes a los meses entre enero y junio) a los que hay que añadir los responsos de la Cruz de mayo y la de septiembre, tal y como les “decian y fazian decir en vida” de la dicha señora. Todo ello llevando los hermanos sus candelas encendidas. Esto último significa que Juana González tenía ya encargos a la cofradía antes de su fallecimiento. Este punto nos arroja datos importantes, ya que nos señala que la cofradía celebraba la Cruz de Mayo, y también la festividad de la Exaltación de la Cruz de septiembre, y que está mujer le debía tener ya devoción profunda a la cofradía y al símbolo de la Santa Cruz, y por ello, este hecho nos dice que la hermanad estaba fundada con anterioridad, porque Juana Gonzalez, en vida, encargaba los citados responsos. Es la cofradía de la Vera Cruz anterior a 1513.

3ª.- Por ultimo, desde el día de San Juan, hasta el de Navidad, (el segundo semestre del año) la cofradía debe hacer decir en el monasterio de San Francisco una misa rezada, por el alma de Juana González, con su responso sobre la sepultura de la difunta. Serán, por tanto, seis misas. Aclarando que las mismas deben ser diferentes y a parte de las que se recogen en la regla de la cofradía, cuyos cultos ya eran obligados para los hermanos de la Vera Cruz. Y en este punto algo interesante a destacar es que, la cofradía de la Vera Cruz de León contaba en 1513 con una regla, (reglamentos o estatutos) donde se recogían una serie de cultos y actos de obligado cumplimiento para los hermanos. Es decir, la cofradía estaba organizada y con aprobación de alguna autoridad.

La redacción de este, “contrato de cesión” repite una y otra vez que estas heredades serán de disfrute y libre disposición para la cofradía, siempre y cuando, esta dé firme cumplimiento a los requisitos descritos por los donantes, de lo contrario, la posesión de aquellas retornaría a sus primitivos dueños, o en su defecto a los correspondientes descendientes de ellos. Algo que no sucedió, ya que el Catastro del Marqués de Ensenada, (1750-55) y esto es importante, nos señala como la cofradía de la Santa Vera Cruz leonesa poseía en Campo y Santibáñez, siete tierras centenales de secano, cinco tierras trigales de las que cuatro se hallaban en regadío, cinco prados de regadío y otros dos de secano. Afirmando que, “Tiene en campo concejil y en los prados nominados nueve chopos”, y también “diez y nueve Negrillos”. Todo ello se hallaba arrendado a Manuel Díez y Maria García, quienes pagaban al año noventa reales. También en Trobajo del Camino mantenía la propiedad de un prado de regadío, arrendado por Pedro García, vecino de este lugar, quien abonaba a la hermandad anualmente veinte reales de vellón. En definitiva, la información del Catastro de Ensenada es una confirmación, un aval que autentifica el  documento de 1513 y el posterior de 1526 de toma de posesión de propiedades y la constatación de que la hermandad de la Vera Cruz debió cumplir las condiciones impuestas por los donantes, porque 237 años después, seguía en posesión de estas propiedades.

Escritura notarial en favor de la cofradía de la Vera Cruz de León. 16 de junio de 1513La escritura también hace mención del abad de la cofradía, Francisco Zapatero, del procurador de la compañía, Juan de Villavidel, y del escribano de la misma, Bartolomé de Zamora, además de enumerar a un grupo de hermanos. Estos eran: Antonio Zamorano, Antonio de Valcacer, Gonzalo Guaridor, Isidro de la Calle, Pedro de Villanueva “el cojo”, Rodrigo de Cimanes, Alonso Gutiérrez, Gonzalo de Rueda, Francisco Cermeño, Gutiérrez de Vallejo, Pedro Fernández, Alonso de Valle, Marciel Rodríguez, Alonso de Trobajo, Andrés Pellitero, Juan Escudero, Pedro de Cobillas, Alonso de Salamanca, Fernán Pérez, Machín de Buitrón, y Alonso de Aller, pintor, vecinos y moradores en la ciudad de León.

Para concluir este trabajo, considero que es importante emitir un juicio de valor del documento en cuestión, que desde mi punto de vista es de gran importancia, ya que no solo nos describe las circunstancias de la donación de bienes por parte de los hijos de la difunta señora, Juana González, sino que, del mismo modo, demuestra y confirma la antigüedad de la cofradía de la Santa Vera Cruz leonesa, asimismo, como hemos destacado, nos hace referencia a su regla (estatutos) con lo que apreciamos, sin lugar a ninguna duda, que está perfectamente organizada y regulada en sus celebraciones, comunicándonos algunos cultos y misas anuales, además de citar el nombre del abad, hermanos y cargos de la misma, en aquel lejano año de 1513. Por otro lado, y como colofón, se convierte desde este momento en el documento más antiguo conocido de una cofradía penitencial leonesa, y por lo tanto de la Semana Santa en la ciudad de León.

Posteriormente a la publicación de este artículo han aparecido otros interesantísimos documentos que apuntalan la existencia y desde luego la importancia creciente de la cofradía de la Vera Cruz leonesa desde el siglo XVI.

En 1556, a 3 de octubre, el franciscano Fray Antonio de Guzmán concedió a Francisco Álvarez y su mujer Juana de Quiñones que en la capilla que habían adquirido al convento de San Francisco en 1554, fundada bajo la advocación al Nombre de Jesús o la Cruz, los cofrades de la Cruz pudieran celebrar allí la fiesta de la Circuncisión, los primeros días de cada año, así como otras misas dotadas por parte del citado matrimonio. (T. Burón. Abba, León, 2008)

Es decir, en la iglesia del convento de San Francisco, Francisco Alvarez y Juana de Quiñones, fundaron una capilla y dos años después permitieron que la cofradía celebrase allí sus cultos, y entre ellos la fiesta de la Circuncisión, los primeros días de cada año. Esto nos añade otra celebración más de la cofradía de la Vera Cruz a las de la invención de la Cruz en Mayo y la Exaltación de la Cruz en Septiembre, y nos vincula a la hermandad a una capilla concreta del convento.

Y esta capilla, según la publicación de Paulino de Cervatos sobre la Historia del convento de San Francisco, fue cedida en testamento a la cofradía de la Vera Cruz en 1586. Allí, en San Francisco se mantuvo hasta la desamortización de bienes eclesiásticos,  haciendo excepción del periodo por la Guerra de Independencia que, como otras cofradías, tuvo que esconder su patrimonio y dejar de hacer sus actos, teniendo que guardar Vera Cruz el paso del Santo Sepulcro en el convento de las Carbajalas. Al convento franciscano volvió la cofradía según documentación municipal y según confirma en 1835  el inventario que para la desamortización se publicó en el Boletín de la Provincia, donde se señala que pertenece a la cofradía de la Vera Cruz el Altar del Santo Sepulcro, donde se situaba un yacente en una urna dorada con cristales, una imagen de San Juan y una Dolorosa.

Alrededor de 200 documentos más nos sitúan a la cofradía de la Vera Cruz organizando las procesiones de disciplina del Jueves Santo y la del Santo Entierro en el Viernes Santo desde el convento de San Francisco, lugar que tuvo que dejar cuando el convento fue desamortizado y que, gracias a estudios del historiador Antonio Alonso Morán, sabemos que primero intentó establecerse en la iglesia de San Marcelo, aunque finalmente lo hizo en la iglesia parroquial de San Martín, desde donde salió su procesión del Santo Entierro ya en 1837 y donde hoy radica la actual cofradía.

Resulta excepcional esta documentación y la que Taurino Burón y Antonio Alonso Morán han aportado, porque la cofradía de la Vera Cruz tiene una base histórica sólida con la que afirmar que ya está fundada el 18 de junio de 1513, y que a falta de conocer mucho más, en este 508 aniversario del documento podría valorarse su reconocimiento y como un punto de origen para la actual cofradía del Santísimo Sacramento de Minerva y la Santa Vera Cruz que debería ser datada en esta fecha por ser la primera conocida. Distintos documentos, diferentes fuentes y varios investigadores publicando documentación contrastada y original, hacen que hoy tengamos una visión distinta y más objetiva de la tan maltratada cofradía de la Vera Cruz.

Animo al lector a que se interese por conocer una historia veraz de la Semana Santa leonesa, a los hermanos de Minerva y Vera Cruz, que consideren que lo "real" que tienen es la historia de la cofradía en la que participan, que es mucho más de lo que se ha contado, y a los papones leoneses, que no renuncien a esta historia de la Vera Cruz ni la marginen por considerar que una mayor o menor antigüedad documental suponga relegar a otras cofradías. Nada mas alejado de lo que debe ser, que es fomentar el conocimiento para el bien común de toda la Semana Santa, al contrario sería convertir las cofradías en equipos de futbol y los hermanos y juntas de seises en ultras intransigentes con los suyos y con el resto, porque la Semana Santa no es una competición, es, entre otros aspectos, un patrimonio global que todos compartimos.

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