LA HERMANDAD SACRAMENTAL DE LA MINERVA en su IV CENTENARIO. Segunda parte. 1895-2012.

En continuación al artículo anterior sobre la Cofradía del Santísimo Sacramento de Minerva, comienzo este desde el 25 de abril de 1895, cuando la hermandad sacramental de la Minerva se une a la penitencial de la Vera Cruz, ambas asentadas en la parroquial de San Martín, una desde 1762 y la otra entre 1835-1836.

A modo de introducción hemos de incidir en señalar que las cosas no le habían ido muy bien a la sacramental de Minerva, que tras repetidas desamortizaciones habría quedado muy escasa de medios y sobre todo de hermanos, porque en los estatutos del 20 de diciembre de 1844 solo se declaraban ser 9, eso sí, con una gran distinción y solemnidad en sus actos, puesto que para su procesión debían ir de negro o con frac, un modo de vestir similar al que adquieren las juntas de gobierno y hermanos de otras cofradías en sus procesiones sacramentales, tal y como lo hacen los hermanos de la Real Cofradía Sacramental de Santa María Magdalena de Sevilla que en un orden absoluto preceden con cirios rojos y vestidos de chaqué la custodia con el Santísimo.

A la cofradía de la Vera Cruz tampoco le había ido mucho mejor, ya que siendo la hermandad penitencial de León que más posesiones y riqueza en tierras y arrendamientos tenía, según se observa en el Catastro del Marqués de Ensenada[1] y en el Censo de cofradías ordenado por el Conde de Aranda, fue la que más difícil logró su existencia de las cofradías de Semana Santa. Primero la prohibición de los disciplinantes, empalados y penitentes de sangre en todas las procesiones de España, según decreto de Carlos III, 20 de febrero de 1777, hizo que desapareciese paulatinamente la procesión de los disciplinantes del Jueves Santo, ya que con esta prohibición, el cortejo penitencial perdía su sentido, además, ya habría salido con dificultad de las diferentes desamortizaciones a las cofradías desde 1772 y en adelante.

Sin embargo, no desapareció en su obligación de hacer la procesión del Santo Entierro en el Viernes Santo, tal y como lo demuestra un acuerdo municipal de 1795, para asistir a la misma y otro del 10 de abril de 1802, más explicito tal y como reproducimos a continuación. “Viose la solicitud echa por el actual Abad de la Cofradia de la Santa Vera Cruz sita en el Convento de San Francisco, en razon de que esta ciudad, se sirviese hacer la caridad de asistencia a el religioso acto procesional del Entierro de Christo que sale el Viernes Santo por la tarde de la propuesta Yglesia. Y se Acordo se asista en la forma acostumbrada.” [2]


Pero volviendo a la hermandad Sacramental de Minerva y respecto a las dificultades que desde fines del siglo XVIII arrastraba, y por la conveniencia e importancia de las celebraciones sacramentales y la procesión del Santo Entierro, hicieron que ambas hermandades históricas se uniesen. El hecho es común y hay muchos ejemplos en diversas localidades de España, donde es usual encontrar a las cofradías sacramentales fusionadas con hermandades penitenciales, de ánimas y devocionales o de gloria.

Los primeros estatutos redactados fruto de esta unión datan, como hemos señalado, de 1895, y establecían en el capitulo uno, como fin y objeto de la Asociación religiosa, y en su artículo primero, que “El fin de la Asociación de la Minerva y Vera Cruz es, que todos sus asociados procuren por modo especial la santificación de su alma, mediante el cumplimiento exacto de la Regla de la Asociación, la cual no impone obligación de conciencia y sí solo de perfección”.

En el artículo segundo, se establecía que “Tiene por objeto esta Asociación, dar culto especial á Dios Nuestro Señor en el Augusto y Santísimo Sacramento del Altar, y continuar haciendo en los años nones la tradicional procesión del Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo en el día de Viernes Santo.”

En lo que respecta al culto sacramental el artículo tercero especificaba que: “Al efecto, se hará á mayor honra y gloria del Santísimo Sacramento, una función solemne todos los años el día de la Dominica infraoctava del Corpus, con procesión por la Plaza Mayor, según costumbre tradicional. Cuando lo permitan los fondos de la Asociación, se hará también la función del tercer Domingo de cada mes, se llevará con la mayor Solemnidad la Comunión Pascual á los enfermos de la parroquia y el Santo Viático a los hermanos enfermos de gravedad.”


En el sexto artículo se fijaba como “(…) obligación de los socios el (…) asistir a los entierros de los hermanos difuntos y á las dos procesiones solemnes de la Asociación. [Santo Entierro e Infraoctava del Corpus] Asimismo lo será también asistir á la función del tercer Domingo, acompañar al Santo Viático y Comunión Pascual, cuando se establezca su práctica.

Uno de los primeros gastos que hizo la hermandad fue destinar en 1895, 25 pesetas por arreglar un pendón de seda blanco para “la Minerva”, estandarte de la Sacramental, como también lo era de la hermandad de la Vera Cruz, “Un pendón de seda encarnado con una cruz de plata” descrito así en un inventario de bienes, por cierto muy escasos, realizado, el 24 de febrero de 1898, por Tiburcio Prieto Montiel, presidente nato de las Cofradías unidas de Minerva y Vera Cruz, y Antonio Calvo, que a la vez eran abades de las mismas, puesto que se estableció que hubiese un abad para la advocación sacramental y otro para la penitencial, si bien, poco se puso en práctica la devoción y advocación sacramental por parte de los hermanos de Minerva y Vera Cruz, porque en 1898 ya no se realizó la procesión de “La Minerva”, tal y como se denominaba un año antes.

Estatutos de la cofradía Minerva y Vera Cruz. 1927

El 22 de abril de 1927 la cofradía de Minerva y Vera Cruz obtuvo la aprobación de unos nuevos estatutos, durante el gobierno del general Primo de Rivera, estableciendo en el capitulo primero que el Objetivo y fin de la Cofradía “(…) es dar culto a Jesús en el Santísimo Sacramento y en la Cruz, para así conseguirles gracias que de uno y otro misterio se desprenden.” No habiendo en todas estas nuevas normas, que fijaban el futuro de la cofradía, ningún capítulo o artículo que hiciera referencia a la fiesta sacramental de Minerva, puesto que se había perdido en años precedentes, como ya hemos señalado, y no tenía la hermandad intención de recuperarla.

Curiosamente, los estatutos y normas por las que se rige actualmente la hermandad son las de 1927, y por tanto la fiesta y procesión de la Minerva no se encuentra reglada y, contradictoriamente, su celebración no se ajusta a las obligaciones redactadas en su regla. Particularmente opino, que la mejor celebración del IV Centenario de la Minerva, hubiera sido la redacción de unos nuevos estatutos que reglasen e instaurasen normativamente la fiesta Sacramental de la cofradía, así como múltiples aspectos desatendidos que requieren fijar unos cánones, no solo para el gobierno de la propia hermandad, así como de sus fiestas y procesiones, sino para marcar el futuro a seguir, que al fin y al cabo es para lo que sirven unos estatutos, para sentar una base, un modelo y un objetivo a continuar en años venideros.

Pero reflexiones aparte, el hecho es que la cofradía de Minerva y Vera Cruz decidió volver a celebrar la fiesta de la Minerva, si bien con una mayor solemnidad y reconocimiento oficial, tal y como se recogió en el libro de las Políticas Ceremonias de León en el siglo XXI, redactado por el Cronista de León Luis Pastrana, quien nos señala que “La procesión tenía un carácter íntimo y de barrio: oficio religioso solemne y cantado en la iglesia, procesión alrededor de la plaza Mayor y regreso a su templo con la participación de la cofradía, párroco y feligreses. Suspendida en 1898 por diversos avatares, volvió a reanudarse, ya ininterrumpidamente, a partir de 1937, y aunque seguía manteniendo su carácter parroquial, la presencia de la Corporación es habitual ya desde ese momento, acompañada de los maceros, con la policía de gala escoltando la custodia y la banda de música cerrando el cortejo desde su misma creación.” [3]


Efectivamente, el 30 de mayo de 1937, siendo abad Manuel Puente González, Minerva y Vera Cruz recupera su fiesta y procesión sacramental. Sobre éste hecho y las procesiones entre 1937 y 1939 nos dio cuenta en un detallado trabajo Xuasús González con amplitud[4] mostrándonos la solemnidad con que la junta de gobierno de Minerva y Vera Cruz reorganizó la procesión por la Plaza Mayor, con diversos altares presididos por distintas imágenes, como un Crucificado y un Niño Jesús.

La hermandad consideró un éxito esta celebración y en la junta de seises para tomar las cuentas del año 1937 al abad saliente, el 20 de enero de 1938, se señala como “el párroco de san Martín y los señores seises felicitan cordialmente al abad que cesa Sr. Puente, por su brillante gestión y sobre manera en el año finalizado que lleno de entusiasmo organizó la Hermandad de señoras que tanto redundará de nuestra Cofradía, habiendo logrado renacer en ella al mismo tiempo la muy antigua y tradicional fiesta de la Minerva que después de muchísimos años en suspenso celebramos en nuestra Iglesia el día de la Infraoctava del Corpus por cuyo esplendor fue efusivamente felicitado, deseando todos que cunda el ejemplo en sus sucesores.”

Así es que desde 1937 al presente año 2012, en que se conmemora la autorización del Obispo Francisco Terrones para la fundación en el monasterio de San Claudio de la cofradía del Santísimo Sacramento de la Minerva, se ha venido realizando la procesión de la Infraoctava del Corpus, antes llamada Minerva Grande, y desde 1964, según el libro de cuentas de la propia hermandad, se denominó como Corpus Chico.

La procesión ha experimentado diversas modificaciones, incorporaciones y también algunos aspectos han sido eliminados o han caído en desuso. Así, en 1947 se comienzan a tirar cohetes para anunciar la fiesta de este particular Domingo festivo en el barrio de San Martín, dejándose de hacer años después, y recuperado en el presente año 2012.

Al tomar la decisión de reanudar la celebración, en 1937, la Custodia con la Sagrada Forma era llevada por el párroco de San Martín, bajo palio, cuyos seis varales eran sostenidos por hermanos de la cofradía, principalmente abades honorarios o componentes de la junta de gobierno. Es durante los años sesenta cuando se colocó la Custodia en una carroza sencilla y a fines de la citada década principios de los años setenta, desconocemos el año exacto, el Santísimo es colocado en la carroza diseñada por el arquitecto Manuel de Cárdenas en 1917 para la procesión y cofradía del Sagrado Corazón que tendría lugar al año siguiente en que es estrenada, tal y como fue documentado por el Cronista Luis Pastrana y según fue publicado por su hijo Alfonso Pastrana.[5] Ésta carroza fue adquirida por la Sacramental de Minerva para la procesión de la Infraoctava del Corpus y en el año 1999 según acuerdo discutido y tomado en la junta general de hermanos del Domingo de Ramos de ese año, se decidió poner a hombros, siempre y cuando las autoridades eclesiásticas dieran su consentimiento, como así fue dado siendo Obispo de la diócesis Antonio Vilaplana.

De este modo la magnifica carroza que el arquitecto Cárdenas proyectase para el Sagrado Corazón de Jesús, de San Isidoro, se convirtió en el trono para los titulares de la hermandad del Santísimo Sacramento de Minerva y la Santa Vera Cruz, puesto que sirve con este fin a la custodia de Santísimo durante la procesión del Corpus Chico, y del mismo modo durante la Semana Santa para el relicario de la Santa Cruz y la efigie de la Cruz en Tau que conforman el paso denominado como Lignum Crucis.

Es importante señalar que la custodia en que es expuesta públicamente la Sagrada Forma durante la procesión del Corpus de Minerva, es obra del maestro platero Hernán González, realizada hacia el segundo tercio del siglo XVI, y desde el año 2005 se sitúa bajo un baldaquino de orfebrería plateada, adquirido en los talleres Orovio de la Torre, (Ciudad Real) en sustitución de otro metálico, gracias en buena parte a las aportaciones económicas de los braceros des Santísimo.
Respecto al centenar de braceros del Santísimo hay que destacar su elevada implicación que ha enriquecido a la procesión y a la propia cofradía, ya que no solo sus aportaciones personales han llevado a la adquisición del citado baldaquino, sino a la realización de almohadillas nuevas en color encarnado y bordadas con un motivo sacramental en el año 2009, y también a la elaboración y por ello recuperación de un estandarte sacramental en este año 2012, así como por mantener una uniformidad para la procesión con traje negro, camisa blanca y corbata gris que en el presente año se ha sustituido por una roja, más acorde con la propia festividad.

Con el fin de proporcionar el mayor enaltecimiento de la procesión se han tomado diversas decisiones por parte de la junta de seises de la cofradía. De este modo para el citado cortejo sacramental se trajo, en 1990 y 1996, la custodia (1510-1515) que el maestro orfebre Enrique de Arfe realizó para el monasterio benedictino de Sahagún, hoy propiedad del Ayuntamiento de la citada localidad.[6]

 
Esta custodia fue comprada por el Ayuntamiento de Sahagún durante la desamortización, y puede ser admirada durante todo el año en el museo de las MM. Benedictinas de la localidad, y es sacada con la Sagrada Forma y en andas para la procesión del Corpus de la localidad leonesa, siendo una pieza que por su importancia artística ha salido de Sahagún a varias exposiciones: La primera a León para la Exposición monográfica de arte y antigüedades que se realizó en las galerías del claustro de San Marcos en otoño de 1906, muy posteriormente fue expuesta en Sevilla, en 1992 en Toledo para la exposición "Reyes y Mecenas”, también a la exposición itinerante con motivo del "Tratado de Tordesillas” en 1994, y a la exposición de Las Edades del Hombre, “El Árbol de la Vida”, que tuvo lugar en Segovia en el año 2003. Eso si, para salir en procesión únicamente ha sido traída a León para el Corpus Chico, en las dos ocasiones citadas (1990-2006), y la tercera y última en el año 2012 para la misma procesión Sacramental de Minerva en conmemoración del 400 aniversario de la institución de la hermandad Sacramental.

También se ha contado con los danzantes sacramentales de Villamañan y Guardo en diversas ocasiones, desde fines de la década de 1990 y en la actualidad toman parte en la procesión y festejo los componentes de la leonesa agrupación folclórica “Andadura”, cuyas mujeres lanzan pétalos de rosas al Santísimo durante el recorrido del cortejo.

La importancia que esta fiesta ha tomado desde su reanudación en 1937 ha ido en constante aumento, por ello asiste la Corporación Municipal del Ayuntamiento de León con sus maceros, junto con un piquete de la policía local con uniforme de gran gala escoltando a Su Divina Majestad, autoridades militares y eclesiásticas, así como la representación, en su presidencia, de todas las cofradías penitenciales leonesas, siendo una lástima que no lo hagan también con sus estandartes y juntas de seises, al menos las radicadas en la propia parroquia de San Martín.

Respecto al recorrido, ya hemos señalado como inicialmente comprendía el ámbito de la Plaza Mayor de León, sin embargo se realiza hoy en día por calles señeras del barrio de San Martín (del Húmedo como es conocido popularmente) y del Mercado. (Denominación común que define las inmediaciones de la Iglesia de Nuestra Señora del Camino en la calle Herreros) Así, tras la celebración eucarística en la iglesia de San Martín, la procesión toma la Calle Plegarias, hacia la Plaza de San Martín, Zapaterías, Fernández Cadórniga, Juan II y Plaza del Mercado, llegando al Real monasterio de las Madres Benedictinas de Santa María de Carbajal, (por ello conocidas como “las Carbajalas”) donde durante una breve estación las monjitas cantarán al Santísimo. A continuación se reanudará la procesión por la Calle Corta, Cuesta de los Castañones, Santa Cruz, Plaza Mayor, y de nuevo en la Calle Plegarias la Custodia, ya en manos del párroco o del director nato, retorna a su templo.


Acertadamente y en el año 2012 se modificó levemente el recorrido, ya que en vez de entrar por Juan II a la Plaza del Grano, continuó por Fernández Cadorniga hacia la Plaza de las Concepciones, donde las franciscanas concepcionistas cantaron al Santísimo y realizaron un altar en el atrio exterior del monasterio, flanqueado por hermanos de la cofradía del Santo Sepulcro, continuando la procesión por la calle Herreros, lugar donde se encuentra la iglesia del Mercado, y girando por la calle Escurial, entró en la Plaza del Grano continuando así su recorrido establecido habitualmente. Esperemos que la junta de gobierno conserve esta carrera por la importancia que tiene hacer estación tanto en el monasterio fundado por Leonor de Quiñones como en la Iglesia de Nuestra Señora del Camino la Antigua.

Es de destacar como la cofradía y vecinos habilitan los altares donde se detiene la procesión para proporcionar el culto Solemne al Santísimo. En la actualidad estos se sitúan en dos lugares del trayecto: En la Plaza de San Martín, (denominado como de “la Fe”, por el comercio de droguería que se encuentra a sus espaldas) y en la calle Santa Cruz. Estos altares se aderezan con una mesa y rico mantel, alfombras, banderas, mantones, bordados, jarrones, flores de todo tipo, y pétalos, si bien en la procesión del año 2012, extrañamente, el Altar de la Fe, aunque estaba puesto no se encontraba engalanado.

Debemos también señalar como esta festividad se inicia con la “Diana floreada” a cargo de la banda de cornetas y tambores de la cofradía, que desde las nueve de la mañana recorre las calles de los barrios del Mercado y San Martín, interpretando sus marchas. La banda de cornetas y tambores de Minerva y Vera Cruz, precisamente, se estrenó en la procesión del Corpus Chico del año 1960, formando apenas cuatro tambores a los que se fueron añadiendo componentes y ya en 1961 contó con sección de cornetas.

También por la mañana tiene lugar el desayuno de la Junta de Seises de la cofradía con las autoridades. Unos huevos fritos con jamón y un café, que precederán a la solemne misa y procesión. La fiesta seguirá, pero ya desde el punto de vista gastronómico, puesto que tras la finalización de ésta se ofrecerá a todos los asistentes un típico vino español con aceitunas y frutos secos en un tradicional establecimiento hostelero de la Plaza Mayor, “El Benito”. Una comida en algún restaurante adyacente reunirá a los hermanos y autoridades en un almuerzo a “escote pericote”, salvo alguna invitación particular que sale del bolsillo del abad o de la propia cofradía.

Por todo ello la mañana dominical del Corpus Chico leonés, resulta una particular fiesta que inunda de flores el popular barrio Húmedo de la ciudad y una celebración apoyada por la sociedad y autoridades leonesas por su arraigo, así como una tradición conservada y potenciada año tras año por la centenaria Real cofradía del Santísimo Sacramento de Minerva y la Santa Vera Cruz de la ciudad de León.

En el año 2012 la procesión de la Minerva, que se tomó por parte de la Junta de Gobierno como conmemorativa, contó con algunos alicientes. Una parte de ellos ya los he ido señalando; la acertada modificación del recorrido, el traer la Custodia de Enrique de Arfe procedente de Sahagún por tercera vez para el Corpus Chico de León, la participación de los estandartes de las hermandades de la Hermandad de Santa Marta y la Sagrada Cena, de la Expiración y del Silencio, y de Jesús Sacramentado, así como las de El Silencio y Santa Cruz de Oviedo, así como de algunas hermandades sacramentales de la provincia, el estreno de una bandera o pendoneta bordada por los hermanos Pablo y Álvaro Labanda Urbano, que bien podría ser el estandarte sacramental de la hermandad y que según parece se ha tomado la decisión, desde luego errónea a mi entender, para que solo sea utilizada en las procesiones del Corpus y Corpus Chico, no siendo sacado en las procesiones penitenciales de la cofradía. Lo cierto es que siendo un estandarte que representa una de las dos advocaciones de la cofradía, perfectamente se ajusta para su participación y exhibición en las procesiones que debe celebrar la hermandad en la Semana Santa. Por último y también a modo de novedad, se realizó por los hermanos de la cofradía una alfombra de flores en la Plaza Mayor de la ciudad, bajo la dirección del hermano José Luis Alonso Ponga, con los escudos de León y de la propia hermandad, a los pies del altar donde se realizó la exposición y bendición, a los fieles, con el Santísimo al finalizar la procesión.

Por otro lado y en lo que respecta a mi valoración personal, pienso que siendo una celebración que ha mejorado mucho con los años, muestra una cierta desorganización motivada por una ausencia de reglamentación escrita detalladamente. La junta de seises de la hermandad debería formar y organizarse en dos hileras delante del Santísimo para mostrar una mayor seriedad y orden que animase a los hermanos de la cofradía a participar del mismo modo en esta fiesta sacramental única en León. Se echa en falta el acompañamiento con ciriales o faroles precediendo al paso del Santísimo, así como la participación en la procesión de las juntas de gobierno y estandartes de las hermandades de la parroquia de San Martín, la de Animas y Santo Cristo de Fuera, Santo Cristo de la Redención, María del Dulce Nombre y la devocional de San Martín, aunque también en este año del cuarto centenario no acudieron, de este modo las hermandades penitenciales históricas de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de la las Angustias y Soledad, así como la mayor parte de las hermandades fundadas a lo largo del siglo XX, que sí lo hicieron en su representación tradicional por parte del abad de cada una de ellas en la presidencia junto a las autoridades de la ciudad.
Para terminar y a pesar de los múltiples avatares y cambios que ha acusado la fiesta sacramental de la Minerva en León, lo importante es que tras 400 años desde la fundación de la cofradía del Santísimo Sacramento de la Minerva y gracias a su unión en 1895 con la penitencial de la Santa Vera Cruz, ha sobrevivido a los tiempos una celebración que es única en la ciudad de León, fruto de la devoción popular y del empeño de los hermanos de Minerva y Vera Cruz por intentar conservar las tradiciones y su propia herencia cultural e histórica. Por ello y como se dice entre los cofrades leoneses: ¡Que sea enhorabuena!

G. Márquez.


[1] Márquez García, G. Los bienes de las cofradías. Revista Semana Santa. Diario de León, 2003, págs. 56-60.
[2] A.H.M.L. Acuerdos Municipales. 96,  10 de abril de 1802.
[3] Pastrana Giménez, L. Políticas Ceremonias de León. Siglo XXI. León  2002. Págs. 135-137.
[4] González., X. La recuperación de la festividad del Corpus Chico y su celebración en la Guerra Civil. Cofradía del Santísimo Sacramento de Minerva y la Santa Vera Cruz. León. 2003. Págs. 22-25.
[5] Pastrana Fidalgo, A. El arquitecto Cárdenas: Nuevos datos para la cofradía. Revista Real cofradía del Santísimo Sacramento de Minerva y la Santa Vera Cruz. León, Semana Santa 2010,  págs. 28 y 29.
[6] Márquez García, G “Hoy es procesionada en León la custodia de Sahagún.” Diario de León, Filandón, 16 de junio de 1996.


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